y el ayer...escribiré.
Sobre la tumba
de mi Padre...lloré.
Las primeras veces,
después supe
que estaba en otra parte.
Y a la vez más cerca
que antes.
En mi piel...
Y fue regocijo saber
que sigo en la rueda
que él me puso,
para crecer, para sentir,
para vivir, para recordar,
sin tristeza, de quién vengo.
Para decirle al mundo:
Soy quien soy...
Por el ayer, por las rosas,
por lo que escribiré.
Por lo que seré
a través del tiempo.
Por mi presente,
por lo que vendrá.
Aquí estoy,
esperando dejar
en mis hijos,
la sangre que rueda
en mis venas.
Para que ellos
también sepan,
de donde vienen,
y quienes son.
Ester-Colibrí.