sábado, 31 de enero de 2009

Celular


Caminaba con torpeza, como si hubiese bebido.
En realidad su mente era una neblina oscura; lloró lo perdido. Lo delató un mensaje en el celular: "Extraño tus mimos..."
Ella lo hecho sin dudar. Fue hacia la noche oscura, pidió perdón, gimió, rezó, gritó;
se acordó de su infancia, sus padres, abuelos, amigos, hijos.
Era muy tarde para toda explicación, para volver a empezar.
Cuando cayó al río, el silencio se rompió con esa leve estridencia
que provoca escalofríos.
Ester-Colibrí

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